Cometer un error en la declaración del IRPF puede resultar fatal. Hacienda no entiende de errores y, normalmente, sanciona al despistado contribuyente como si hubiera defraudado a propósito. Sin embargo, los tribunales examinan caso a caso si la AEAT ha respetado el derecho a la presunción de inocencia de los administrados para darles la razón en su batalla contra Goliat. Un reciente pronunciamiento del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, que ya avanzó el Confidencial, ha liberado a un contribuyente de pagar una sanción de más de 72.000 euros tras acreditar que se equivocó en las declaraciones en el IRPF de los ejercicios de 2014, 2015 y 2016. El fallo de este órgano judicial (cuyo texto puede consultar aquí) ha abierto la caja de Pandora.

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